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Entrar en Estudios Durero impresiona. Para ser una empresa que ha ido creciendo y creciendo sin atender a ningún plan estratégico -lo dice su fundador- o quizá precisamente por eso, el resultado es sorprendente. Con 22 años de vida y una larga relación de colaboración con AZK, Estudios Durero ha sabido evolucionar desde las artes gráficas a la industria creativa.

De hecho, uno puede planear la visita a Estudios Durero como la visita a un museo o a una enorme y ultramoderna galería de arte donde confluyen obras ya culminadas (desde prototipos a elementos de PLV de marcas deportivas o producciones para museos) con otras en proceso.

De todo se puede encontrar en este pabellón de dos plantas y 6.000 metros cuadrados ubicado en un polígono industrial de Zamudio, cerca del aeropuerto. Piezas para renombrados museos, enormes reproducciones de obras de Premios Nacionales de Fotografía, piezas de Comunicación en Punto de Venta para marcas como Ikea, Adidas, Reebok o New Balance y, voilâ! objetos imprimidos en 3D. Para ello, Estudios Durero cuenta con una impresora Stratasys. Esta máquina soporta la tecnología más avanzada del mundo en 3D y solo hay una en España. No más de una docena en todo el mundo. Esta revolucionaria impresora funciona con la técnica Polyjet, parecida a una impresora de inyección de tinta, pero que deposita material plástico líquido que se solidifica mediante luz ultravioleta, convirtiéndolo en polímero.

Somos una empresa pionera muy conocida por nuestra apuesta por la tecnología y, por este motivo, la multinacional Stratasys nos eligió para hacer realidad el primer lanzamiento de esta tecnología en España, porque les interesaba nuestra visión multidisciplinar y multisectorial”, explica Ander Soriano, director de Estudios Durero.

Él tiene muy claro que, después de internet, el mundo del 3D va a ser la próxima revolución. “En 2017 esta tecnología movió 7.000 millones de dólares y, para 2020, esta cifra se multiplicará por tres. Dentro de 2-3 años las impresoras 3D van a convivir con nosotros, en empresas y hasta en las vivienda particulares. Muchas de las cosas que se hacen ahora en 2D se hará pronto en 3D”, vaticina Ander.

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Por poner un ejemplo de lo que supuesto la “revolución 3D” en Durero, basta decir que cuando llegó la máquina solo había una persona trabajando en esta tecnología y, un año después, ya son 16.

Con el 3D todo son ventajas. Trabaja a 0,14 micras, con lo que nos aprecian las rayas de la pasada. Además, es una tecnología desatendida, trabaja ella sola, normalmente de noche. “No precisa soporte, ni reajuste, ni manipulación, porque las cosas salen perfectas”, recalca el director de Estudios Durero. ¿Y es sencillo? “Lo complicado es crear el STL, que es el fichero donde está toda la información, y, para ello, hay que dominar unos programas de 3D que son bastante complejos”, explica Ander.

La impresión 3D, además, está creando nuevas necesidades, como la de realizar maquetas con un gran nivel de detalle. Antes no se hacían, porque resultaba o bien carísimo o bien demasiado complicado, lo explica Ander mientras nos enseña un prototipo de una plataforma marina de energía eólica. Aunque, ahora mismo, tanto la tecnología como los pigmentos que se usan en 3D son caros, es cuestión de tiempo que empiecen a abaratarse, tal y como ocurre con todas las nuevas tecnologías.

Otra de las innumerables aplicaciones es la medicina. Vemos sobre la mesa una pieza que simula una aneurisma con la que en el Hospital de Cruces investigarán nuevos sistemas de operación. Más allá, el interior de un cráneo humano. Diseño Industrial, museística, arqueología, cine en 3D, arquitectura, ingeniería, máquina herramienta…las aplicaciones del 3D son prácticamente ilimitadas.

En 22 años, Estudios Durero ha vivido varias revoluciones, “pero siempre tomando la delantera y aportando productos propios”. ¿La próxima? “Adaptar todo lo que hacemos al mundo de 3D, pero se tardará varios años”.

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